¿Eres visiblemente seguro de ti mismo?
David Carmi es un chico que entrevista a la gente en las calles de Nueva York para preguntarles por qué se ven tan segura de sí misma.
Al principio, esos videos me parecieron muy interesantes; después me aburrí un poco, terminé encontrándolos fastidiosos. Y finalmente, me hice una pregunta curiosa: si él pasara a mi lado por las calles de este pueblo donde vivo (muy poco probable), ¿me vería como alguien muy seguro de sí mismo?
La pregunta real es: ¿estoy seguro de mí mismo?
Depende.
Las olas
En mis sesiones de terapia rara vez me quedo callado. Hablo mucho. Y no puedo evitar mirar la hora, sabiendo que no tengo todo el tiempo del mundo para decirlo todo.
Últimamente he estado un poco más callado. Cuando el terapeuta me preguntó cómo me sentía al volver a pensar en cierta experiencia, respondí: “Bueno, pensé que ya lo había superado. Pero tengo la impresión de que esa, como muchas otras experiencias, regresa una y otra vez a lo largo de la vida.”
Quizás lo expliquen las olas del mar. Están en un vaivén constante. Crees que lo has superado, pero vuelven. Y vuelven. Y vuelven.
¿Qué es realmente superar una experiencia? ¿Qué entiendo por “superar”? ¿Olvidar? ¿Ignorar? ¿No sentir nada al recordarla? ¿O sentir lo mismo? ¿O había otros sentimientos que antes no había identificado?
Esta última vez que volví a Bucarest noté que más hojas de mi potus se habían puesto amarillas. Me dio un poco de tristeza, hasta que, mirando un poco más allá, vi los árboles de otoño. Ah, bueno, no es mi culpa… es la naturaleza.
No sé si les ayuda más a las plantas o a mí, pero sí que les hablo. Les digo cosas bonitas: “Me alegra que estés creciendo.” O: “Ahora te cambio el agua, no te me pongas triste.”
Encuentros y espejos
Hace poco me reencontré con un compañero que conocí hace muchísimos años. Me sorprendió su regreso a Rumanía.
Su salud y un proyecto de negocio fueron sus principales motivaciones. Y a lo largo de esa conversación nos encontramos con otro compañero mío. Vaya, ya podía volver a sentir lo que significa socializar en la ciudad.
Este segundo compañero se graduará pronto en psicología. Después de una experiencia de vida similar a la mía, ha encontrado un nuevo propósito y una pasión por ayudar a otros.
Nos reímos mucho porque ese último encuentro de la noche validaba todas las cosas que veníamos hablando desde el inicio de la cena.
También decidí no robarme la planta bonita que estaba a mi lado, acariciándome en ese restaurante.
La calma
Hay días en los que me siento más seguro y otros en los que no. A veces pienso que soy bueno en lo que hago… y otras veces no.
A veces pienso que me veo bien… y otras veces no.
A veces pienso que he superado ciertas experiencias de la vida… y otras veces no.
A veces pienso que tengo mucha seguridad sobre el futuro… y otras veces no.
Pienso que esa seguridad en mí mismo es como las olas del mar. Vienen y se van. O como las estaciones: se mueven en un ciclo interminable. Habrá primavera otra vez, pero un poquito más adelante.
También pienso que esa seguridad no siempre es una condición necesaria para tomar decisiones. A veces sí lo es, pero otras no. Y saber cuándo sí y cuándo no… eso, diría yo, es discernimiento.
Alguna vez escuché a alguien decir que tomar ciertos saltos que traen grandes beneficios en la vida es prácticamente acostumbrarse a sentirse como un idiota.
Así que hoy, particularmente, me siento seguro. Seguro de haber tomado decisiones que me han hecho sentir como un completo idiota.
Me alegra poder sentarme a contártelas. A veces con un poco de nostalgia, y otras, con una sonrisa.
Aunque no sé si parezco seguro, me quedo.
Y eso, tal vez, también sea confianza.
Gracias por leer.
