Parecen sólidos pero si estás por caerte, tendrás que vencer la tentación de apoyarte en ellos. Esta nieve es un recordatorio de grandes diferencias climáticas que he observado en casi una década en Rumanía.
Mi primer invierno fue en Oradea. Frío y deprimente. Tres cosas que recuerdo de entonces: comer muchos snickers, tomar baños largos y muy calientes en la bañera (¡bañera! Nunca había tenido una), y la tranquilidad que me inspiraba ver la ciudad cubierta de blanco.
Hay muchas cosas que imagino, que recuerdo o que vivo durante esta época del año. El humo que sale al expirar por la boca. Parece un poco como si estuvieras fumando. Pero su densidad es diferente. Si tienes bigote o barba, parecerá que está mojada todo el tiempo.
El reflejo del sol en la nieve es tan potente que te ciega. Se siente bien el sol en tu rostro porque te abriga. Pero es casi como mirar al sol directamente. Cuesta un poco acostumbrarse a conducir con ese reflejo.
Particularmente no me gusta usar guantes. Pero eso me obliga a tener siempre las manos en los bolsillos. Y si ando con el teléfono en la mano, poco a poco mis dedos pierden velocidad y el dolor se vuelve intenso. ¿Alguna vez metiste tus manos en agua helada como de una laguna glaciar? ¿O pusiste las manos en la nevera? ¿O sostuviste hielo en tus manos por un tiempo prolongado?
Vino caliente. En rumano le dicen vino hervido. Es vino tinto y es delicioso. Parece que no tiene efecto por el frío, pero si lo tomas rápido pueden pasar dos cosas: te quemas y te mareas, o te asfixias. Ok, tres cosas. Cuidado con el vapor del vino al tomarlo. Tómalo lentamente o toserás al mismo tiempo que lo haces. Al final igual te mareas un poco.
En algún momento fui a una feria. Ahora que lo recuerdo, he visto varias. En París. En Rumanía: Sibiu, Oradea, Targu Mures. Aquí en Bucarest en la plaza de la Constitución.
Cubrirte la cabeza ayuda. A mí me duele la cabeza si uso gorro todo el día. La piel de tu rostro se deshidrata, los labios se parten, y la piel de tus nudillos se vuelve dura y puede sangrar.
Acabo de sonreír recordando qué tipo de calzado recomendarte. Finalmente prefiero botas grandes que parecen llantas. Son las mejores para andar en la nieve. Pero no te salvan del hielo negro, esa capa que parece que el suelo está mojado pero en realidad está congelado y es muy resbaladizo. Y por eso he sonreído. Porque me he caído varias veces en la calle.
Cuando la nieve es fresca y lo suficientemente alta, algunos padres sacan a sus hijos en trineo. Es muy divertido verlos. Yo tengo mascotas. A mis dos cachorras les encanta comerse la nieve. Nunca las he visto disfrutar tanto la nieve como en este invierno. Saltan como conejas y esconden medio hocico dentro. Aun no sé por qué lo hacen.
La nieve de esta vez me ha sorprendido un poco. Hace ya unos años que no veía tanta. Ha sido un par de días pero las noticias hablan de entre 10 a 48cm de capa de nieve. Y en otros lados del país más de 70cm.
Hay dos sentimientos que el invierno en Rumanía me inspira. Muchísima calma. Ver toda la ciudad cubierta y limpia. De alguna forma me esa calma me inspira al mismo tiempo justicia.
Y el segundo sentimiento es nostalgia. Una profunda y difícil de gestionar. Pero es una que me motiva a venir a una cafetería a sentarme y a contártelo.
