Parece que ambos tenemos mucho que contar y tendremos que resumir. ¿Pero nos pedimos algo de beber y comer primero? Intentaré ser conciso porque también quiero escuchar tu historia. Es depresión. «Bienvenido a mi club», respondió él.
Por razones de seguridad y confidencialidad, esta historia ha sido modificada. Entenderás el porqué cuando la hayas leído.
Unos días antes:
-¡Qué bueno verte! He visto una de tus publicaciones, ¿estás atravesando una reforma personal?
-Ah, algo así. O no lo sé. Más bien estoy tomando el tiempo de repensar lo personal y profesional.
-Sí, eso pensé. Pero mira, qué bueno verte aquí, con fuerza. Hacemos ejercicio, este es un espacio muy positivo para nosotros. Nos descargamos.
-Lo sé, y la verdad es que me alegra mucho más que antes estar de vuelta. Al menos una vez más. No sé si puedo sostener este ritmo físico, pero me alegra verte gente desde hace años con la misma energía. Escuchar esas palabras me animan muchísimo.
-Dale, vamos con fuerza, ya verás que te sientes mejor.
Ahora:
Caminando junto al río. Las manos en los bolsillos para mantener mis manos calientes. Tengo la impresión que la temperatura ha bajado. Tiene sentido, ya son las seis de la tarde de invierno. Aunque este invierno parece una mezcla de otoño y primavera.
-Qué bueno verte, lo siento por la confusión con el lugar. Gracias por esperarme.
-No te preocupes, me alegra verte también.
Ambos somos inmigrantes y la vida nos ha traído por caminos muy similares. Excepto que yo tengo dos perritas. Y él está debatiendo entre una relación romántica o un perrito.
-Mi madre enfermó mucho en Noviembre. Y ha sido difícil para la familia.
-Lo entiendo, y tu rol en realidad es apoyar a tus hermanos. Aceptar que ellos deciden, y para ti la distancia te puede jugar una trampa. Pero aliéntalos. Agradéceles por cuidar a tus padres.
-Sé que no soy el único. Son más gente a mi alrededor que también tienen adversidades.
-Sí, eso no significa que tu dolor es menos. Tienes que aprender a cuidarte. Tienes que estar bien para poder cuidar a los demás. Tu mente. Tu corazón. Tu salud física. ¿Tienes con quién conversar de esto?
-Sí, bueno… es mi terapeuta, un par de amigos también.
-Aquí estoy. Yo también empezaré a ver a una terapeuta pronto. Tengo muchas buenas expectativas de este proceso. Pero tu círculo de apoyo no debe faltarte nunca. Debes tomarte el tiempo de construir esa de red de soporte a quien puedas llamar en cualquier momento. Pero ¿y el trabajo?
-Igual que el tuyo. No puedo más.
He tenido sentimientos encontrados. Algunos de ellos que no puedo realmente nombrarlos. No los conozco. Muy complicados. Pero con música en mis oídos y el viento suave y frío que me congela el rostro me hacen reflexionar.
He pensado mucho en la madre de mi amigo. He pensado mucho en él también. Los momentos de felicidad no son los únicos momentos en los que nos podemos conectar. Cuando no tenemos palabras para decir cómo nos sentimos, cualquier gesto de cuidado nos puede dar fuerzas para avanzar.
Si estás pasando por uno de esos momentos donde las palabras no te han alcanzado últimamente, me gustaría conversar un poco. Vamos por un café. Físico o virtual. No importa el idioma.
